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La provincia de Mendoza, ubicada en el oeste de Argentina, es conocida por su clima árido y sus condiciones meteorológicas excepcionales, que la convierten en una región ideal para la viticultura y el turismo. Este artículo proporciona una descripción detallada del clima en Mendoza, destacando las características de cada estación del año, incluyendo las temperaturas máximas y mínimas y la humedad.
El clima de Mendoza es predominantemente árido, con una gran cantidad de días soleados al año y precipitaciones escasas. La provincia se encuentra en una región de transición entre el clima semiárido y el árido, influenciada por la altitud de la Cordillera de los Andes y las corrientes de aire que fluyen desde el Pacífico. La amplitud térmica, es decir, la diferencia de temperatura entre el día y la noche, es una característica notable que favorece la calidad de la producción vitivinícola.
Altitud: La altitud de Mendoza varía significativamente, desde los 500 metros en las zonas más bajas hasta más de 6,000 metros en la cordillera. Esta variación afecta las temperaturas y la humedad.
Corrientes de aire: Las corrientes de aire que provienen del Pacífico y cruzan la Cordillera de los Andes tienen un impacto importante en el clima local.
Precipitaciones: La mayor parte de las precipitaciones ocurre en el verano, aunque en general son bastante escasas, contribuyendo al carácter árido de la región.
El verano en Mendoza es caluroso y seco, con temperaturas que pueden llegar a ser bastante altas durante el día. Esta estación es la más cálida del año, y también es cuando ocurre la mayor parte de las precipitaciones anuales, aunque siguen siendo relativamente bajas.
Temperaturas máximas: Las temperaturas máximas diarias en verano suelen oscilar entre los 30°C y 35°C. En algunos días, especialmente en enero, pueden superar los 38°C.
Temperaturas mínimas: Las temperaturas mínimas nocturnas oscilan entre los 15°C y 20°C.
Humedad: La humedad relativa es baja, generalmente entre el 30% y el 40%, aunque puede aumentar ligeramente durante los días de lluvia.
Precipitaciones: Aunque las precipitaciones son escasas, el verano es la estación más húmeda, con tormentas ocasionales que proporcionan la mayor parte del agua anual.
El otoño en Mendoza es una de las estaciones más agradables, con temperaturas moderadas y condiciones climáticas estables. Es también la temporada de vendimia, cuando se cosechan las uvas.
Temperaturas máximas: Las temperaturas máximas oscilan entre los 25°C y 30°C a principios de la temporada, disminuyendo gradualmente a 20°C en mayo.
Temperaturas mínimas: Las temperaturas mínimas van desde los 10°C a 15°C en marzo, descendiendo a 5°C en mayo.
Humedad: La humedad relativa se mantiene baja, generalmente entre el 40% y el 50%.
Precipitaciones: Las precipitaciones son escasas, con lluvias ocasionales pero menos frecuentes que en verano.
El otoño es crítico para la vendimia y la producción de vino. Las temperaturas moderadas y la baja humedad son ideales para la cosecha y el inicio del proceso de vinificación. Además, la estabilidad del clima minimiza el riesgo de enfermedades en las vides.
El invierno en Mendoza es frío, especialmente durante la noche, aunque las temperaturas diurnas suelen ser moderadas. Las nevadas son comunes en las zonas montañosas de la cordillera, pero rara vez afectan las áreas bajas donde se encuentran la mayoría de los viñedos.
Temperaturas máximas: Las temperaturas máximas diarias oscilan entre los 10°C y 15°C.
Temperaturas mínimas: Las temperaturas mínimas pueden bajar hasta -2°C o -3°C durante las noches más frías, especialmente en julio.
Humedad: La humedad relativa es más alta en invierno, generalmente entre el 60% y el 70%.
Precipitaciones: Las precipitaciones son escasas, pero las nevadas son comunes en las zonas altas. En las áreas bajas, las lluvias invernales son raras.
Durante el invierno, las vides entran en un período de dormancia, lo que es esencial para su ciclo de vida. Las bajas temperaturas ayudan a controlar plagas y enfermedades, preparando las plantas para un nuevo ciclo de crecimiento en primavera.
La primavera en Mendoza es una estación de transición, con temperaturas en ascenso y una naturaleza que vuelve a la vida después del invierno. Esta estación es ideal para el crecimiento vegetativo de las plantas.
Temperaturas máximas: Las temperaturas máximas diarias van aumentando gradualmente desde los 20°C en septiembre hasta los 30°C en noviembre.
Temperaturas mínimas: Las temperaturas mínimas oscilan entre los 5°C y 10°C en septiembre, aumentando a 15°C en noviembre.
Humedad: La humedad relativa se mantiene baja, generalmente entre el 30% y el 40%.
Precipitaciones: Las precipitaciones siguen siendo escasas, con lluvias ocasionales que no suelen ser intensas.
La primavera es crucial para el crecimiento vegetativo de las vides. Las temperaturas en aumento y la baja humedad son favorables para el desarrollo de las plantas y la floración. Es también una época en la que los viticultores deben estar atentos a posibles heladas tardías que podrían dañar las brotes jóvenes.
La presencia de la Cordillera de los Andes al oeste de Mendoza tiene un impacto significativo en el clima de la región. Las montañas actúan como una barrera que bloquea las corrientes húmedas del Pacífico, creando un efecto de sombra orográfica que contribuye al clima árido de Mendoza. Además, la altitud de los Andes influye en la temperatura y las precipitaciones, especialmente en las zonas más elevadas.
La amplitud térmica es una característica destacada del clima mendocino. La diferencia de temperatura entre el día y la noche puede ser considerable, lo cual es beneficioso para la viticultura, ya que permite una maduración lenta y equilibrada de las uvas. Esta variación térmica también contribuye a la calidad de otros cultivos agrícolas en la región.
El viento Zonda es un fenómeno climático característico de Mendoza. Este viento caliente y seco desciende de los Andes hacia las tierras bajas, y puede aumentar las temperaturas de manera abrupta. Aunque el Zonda puede ser perjudicial para algunos cultivos debido a su intensidad y sequedad, también tiene efectos positivos, como la reducción de la humedad y la prevención de enfermedades en las plantas.