En un movimiento discreto, representantes del Ministerio de Economía argentino han llegado a Washington para profundizar las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El objetivo principal: dejar atrás el programa vigente y firmar un nuevo acuerdo que impulse la recuperación económica del país y allane el camino hacia la eliminación del “cepo” cambiario.

El equipo está compuesto por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno; el secretario de Política Económica, José Luis Daza; y el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning. Según fuentes oficiales, los funcionarios están llevando a cabo “charlas informales” con el staff del FMI, en línea con las prioridades establecidas en reuniones previas entre el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y Kristalina Georgieva, directora gerente del organismo.

Un contexto desafiante y ambicioso

Este viaje ocurre en un momento crucial para la economía argentina, mientras el gobierno de Javier Milei trabaja en la transición hacia un nuevo modelo económico. Los funcionarios buscan asegurar el apoyo del FMI para implementar reformas estructurales y obtener fondos frescos que faciliten la salida de las restricciones cambiarias.

Caputo ha sido claro: el cepo será eliminado en 2025. Durante una entrevista reciente, destacó los avances en la negociación con el Fondo, señalando que se están definiendo los montos de desembolsos y su calendario. Además, subrayó la importancia del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, quien podría acelerar el proceso gracias a su cercanía con el gobierno argentino.

Logros y desafíos en la mesa

Con la eliminación del déficit fiscal y la desaceleración de la inflación como principales cartas de presentación, Argentina llega a estas conversaciones fortalecida. Estos logros han sido reconocidos por Georgieva y el staff del FMI, que proyectan un crecimiento económico del 5% para este año y una inflación por debajo del 50% en 2025. Caputo, por su parte, es aún más optimista, estimando una inflación anual del 18%.

Sin embargo, persisten desafíos significativos. Economistas han advertido sobre el riesgo de un atraso cambiario, exacerbado por la devaluación del real brasileño, lo que podría afectar las exportaciones argentinas. Aunque el gobierno niega que esto represente un problema, el tema sigue generando debate.

Un nuevo horizonte económico

Las reuniones en Washington reflejan la intención del gobierno de trazar un camino sostenible hacia la estabilidad económica y fortalecer la relación con el FMI. Con el respaldo de logros internos y el apoyo potencial de aliados internacionales, las expectativas están puestas en que este nuevo acuerdo marque el inicio de una etapa de mayor previsibilidad y crecimiento para Argentina.

¿Será este el paso definitivo para la recuperación económica del país? El tiempo y la solidez de estas negociaciones lo dirán.